El paraíso de la Vera, la belleza cacereña

En esta zona de la provincia de Cáceres se conjuga perfectamente el rostro más amable de la naturaleza, con la sabia mano del arquitecto popular creador del conjuntos urbanos bellísimos, perfectamente adaptados al medio, en los que resultan deslumbrantes sus ancestrales fiestas populares.  

Empezamos la ruta por Madrigal de la Vera. Primer pueblo extremeño del valle en el que no faltan rincones típicos y un elevado templo. Pero lo más característico de este lugar son sus alrededores destacando, a poco más de un kilómetro, la garganta de Alardos que separa las tieras castellanas de las extremeñas, unidas por un viejo y fotogénico puente romano de un sólo ojo, en un bello paraje.

Más adelante se halla Villanueva de la Vera. En ella hay que perderse por sus estrechas callejas hasta encontrarnos con sus dos plazas más interesantes: la de la iglesia y, sobre todo, su plaza principal, uno de los mejores conjuntos de la arquitectura popular de la Vera y una de las plazas más bellas y auténticas de España.

Luego, nos dirigimos a Valverde de la Vera. Junto a su arquitectura popular encontramos varios monumentos interesants como el rollo jurisdiccional, el templo de finales del siglo XV y la vieja fortaleza. Además, su caserío es lo que sitúa a esta localidad entre las más bellas de España.

Tras pasar por Talaveruea, Viandar y Losar de la Vera, se llega  a Jarandilla. Se trata de una villa presidida por el hermosísimo castillo-palacio (hoy en día, un parador) que sirvió de morada temporal al Emperador Carlos V a la espera de su llegada a yuste.

Cuacos de Yuste es otro de los singularísimos pueblos de la Vera que hay que callejear sin prisas para toparse con rincones tan pintorescos como la plaza Mayor,  la plaza de San Juan de Austri y su templo gótico.

Luego, llegamos al Monasterio de Yuste que sirvió de última morada al Emperador. De la clausura del convento sólo pueden entreverse sus dos hermosos patios. Además, se pueden visitar las austeras habitaciones de Carlos V y el templo que aloja el ataúd que contuvo sus restos.

Por último, la ruta concluye en Garganta de la Olla. Resulta un magnífico colofón tanto por el paraje en que está situado como por su cautivador caserío.

Foto vía Biblioteca de Villanueva de la Vera

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