La capital de España cuenta con varios platos típicos y originales. El más famoso es el cocido madrileño. Surge con la adafina judía que es el plato sabático de los hijos de Israel. Lo inventaron los marranos o los conversos al tener que demostrar en la mesa su conversión al cristianismo, poniendo a la adafina partes del cerdo para demostrar su nueva fe.
En Cuaresma, se sustituye el cocido por el potaje de garbanzos, que cambia el cerdo por el bacalao. Actualmente se puede degustar el cocido en la mayoría de los restaurantes catalogados como “caseros” y se suele hacer los miércoles como plato del día.
Otro plato típico madrileño son los callos a la madrileña, que se sirven en cada tasca que se precie y que tienen que ser de mondongo de cordero para mayor ternura y sin morros, que es un aditamento espúreo. Las judías blancas a lo tío Lucas es un plato suplantado hoy en día por la moda de la fabada asturiana y se hacían sin aditamentos animales, lo que las convertía en una especie de judías viudas.