Ea, una sorprendente maravilla de Vizcaya

Ea  es un precioso y pequeño pueblo costa nordeste de la provincia de Vizcaya (País Vasco). Se halla  a unos 52 kilómetros de Bilbao y no llega ni a los 1.000 habitantes

Esta bella localidad vizcaína suele ser un destino desconocido para la mayoría. Ea  cuenta un río (idéntico nombre a la población)  que divide el pueblo en dos partes. Las casas se encuetntan situadas alrededor de este riachuelo, conformando dos largas calles paralelas. Existen  4 puentes que nos facilitan el tránsito de una calle a otra. Su casco urbano es muy bello y se recorre en pocos minutos.

Además, este pueblo vizcaíno tiene una playa y un puerto que en verano se llenan completamente, si bien durante  el invierno apenas se ven unos pocos pescadores.

Ea, una maravilla vizcaína

En esta localidad, hay varios templos que merecen ser visitados.  En primer lugar, se puede acudir a  Jesusen Andra Mari parrokia que pasó de una parroquia renacentista a ser reconstruida en estilo barroco; en el siglo XVIII le añadieron una capilla. Luego, hay que ver la iglesia de San Juan Bautista que pasó de ser renancentista a barroca. Y, finalmente, destaca la iglesia de Santa María de la Consolación; la mayoría del edificio es neoclásico, a si ben tiene elementos de otras épocas.

Otro hito de Ea es su Ayuntamiento. Se trata de un gran edificio con un portíco que da a la plaza del pueblo. Cuenta con dos pisos con balcones. También ser recomienda fijarse en Beletxe, un singular edificio de madera ubicado en el muelle del pueblo.

Por lo demás, este originario pueblo de pescadores, fundado en pleno siglo XVI, mantie una actividad tranquila que parece revitalizarse el día de San Juan, cuando tienen lugar las fiestas patronales de EA y en la plya se organiza un divertido baile alrededor de una amplia hoguera.

Por último, el río Ea se ve influido por las mareas, con lo cual el «canal» que adorna este pueblo vizcaíno (algunos osadamente hablan de Ea como la «Venecia de Vizcaya») durante la bajamar y alcanza su mejor aspecto en las horas de la pleamar.