Toro, una ciudad románica y morisca

Toro es una preciosa ciudad de la provincia de Zamora (Castilla-León). Se encuentra en el noroeste de la Península Ibérica a 33 kilómetros de Zamora, 63 de Valladolid y 213 de Madrid. Compitiendo y, en cierto modo, repitiendo la escenografía de Zamora, se encuentra esta relevante ciudad medieval, con el considerable peso político y económico que acredita su portentoso legado monumental, con una gran colegiata y un notable conjunto de templos románicos de influencia morisca.

Empezamos la visita a la bella Toro con el Puente de Piedra, una obra básicamente románica que hoy presenta 24 bóvedas, unas de medio cañón y otras apuntadas, componiendo el primer plan de la imagen que, desde la vega, se percibe de esta vieja plaza fuerte. Enlazando con el puente se mantienen en parte las primitivas defensas de cal y canto de las que perviven muros y cubos, además de las puertas y arcos de la segunda cerca.

La Colegiata de Santa María la Mayor (siglo XIII) es el icono de Toro. Supone una obra que combina los últimos elementos románicos con los primeros del gótico. La estructura se corresponde con la de Zamora con la fortuna de conservar los tres ábsides de la cabecera. Conserva dos portadas románicas y otra de transición al gótico. Del interior destaca la elegancia de su cimborrio, algunos capiteles, un calvario de marfil único en España, los sepulcros góticos del presbiterio y la joya de la Colegiata: la tabla flamenca de la Virgen de la Mosca.

Siguiendo con los monumentos religiosos, llama la atención la iglesia de San Lorenzo el Real que representa el prototipo de templo toresano, de ladrillo rojo, y que custodia un espléndido retablo colorista de Fernando Gallego. Otros templos del estilo, que conservan estilos de policromía mural son el de triple nave de San Salvador, el ruinoso de San Pedro del Olmo y el amenísimo de Cristo de las Batallas.

Antes de abandonar Toro, debemos visitar también los Monasterios de Santa Sofía,  Santa Clara y Sancti Spiritus; el convento de Mercedarias Descalzas; las iglesias de Santo Tomás Cantuariense y San Julián de los Caballeros; el alcázar de la ciudad; los palacios de las Leyes, Requeña, marqueses de Castrillo y marqueses de Alcañices; y el Hospital de la Cruz. Y no olvidarse de probar su excelente vino.

Foto vía Pueblos de España