Conocer el oficio de cantero en el pueblo soriano de Trévago

El centro de canteras molineras, una iniciativa  pionera en España, exhibe desde el pasado sabádo en Trévago (Soria, Castilla-León), los secretos de lo que fue  un oficio y una industria en esa provincia castellana desde el Medievo  hasta la segunda mitad del siglo XIX: el cantero.

El Ayuntamiento de Trévago ha puesto en marcha esta iniciativa tras casi tres años de trabajo y gracias a la aportación económica del grupo de acció local Proyenerso que ha aportado el 80% de los 300.000 euros necesarios. Se pretende rescatar del olvido el oficio de cantero.

El centro de canteras molineras está ubicado en un edificio de dos plantas donde el visitante puede ver desde diferentes tipos de molinos hasta utensilios y herramientas propias del oficio de cantero, recuperados en las excavaciones arqueológicas desarrolladas en la cantera de El Mirón, en la cercana  Sierra del Madero.

Asimismo, el museo actuará omo punto de partida para fomentar el turismo como alternativa económica en Trévago, donde existen ya casas rurales con cuarenta y cinco plazas. Una iniciativa para mejorar el turismo rural que tan buena acogida tiene a lo largo de toda la provincia soriana.

Quien visite este museo podrá comprobar como el desarrollo de la cantería molinera tuvo especial relevancia en la provincia de Soria, sobre todo a partir de la Edad Media, momento en que arranca la producción industrial de la harina, si bien  en la época celtibérica ya se conocía la utilización  de las piedras para los molinos de vaivén.

Por otro lado, en el museo, diversos paneles explica como funcionaba una cantera molinera, como lugar de trabajo y el producto elaborado, así como las diversas zonas en las que estaba dividida -de extracción. También, el visitante podrá profundizar en  las distintas técnicas de extracción de las piedras de moler, sus herramientas y su transporte.

Por último, hay que señalar que Soria han logrado  documentar una treintena de canteras molineras, una explotación que llegó a alcanzar las 250 y que usaba los conglomerados existentes en el Sistema Ibérico, los cuales resultan  fáciles de tallar al mismo tiempo que son muy duros.

Foto vía Mujer.es