Archivo -enero 2012

Mota del Cuervo, el Balcón de la Mancha

 

A escasos 15 kilómetros de Belmonte, Mota del Cuervo es conocido con el sobrenombre de «El Balcón de la Mancha» desde donde se pueden ver una magnífica panorámica de los molinos de viento y de las tierras de la Mancha. Con probables orígenes visigóticos y árabes, ya en el año 1250 los cristianos se asentaron en la zona y pasó a pertenecer a la Orden de Santiago.

Mota de Cuervo, que está  a 116 kilómetros de Cuenca, resulta famosa por su artesanía de cerámica blanca de influencia árabe, fabricada tradicionalmente por mujeres en el barrio de los alfareros llamado Las Canteras o El Arrabal.  Muy buenos también son los vinos a los que se ha dado el nombre de «Zagarrón», nombre procedent de un paraje de la villa.

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Cambados, la capital del vino albariño

 

Cambados es un municipio situado en la provincia de Pontevedra (Galicia), 26 kilómetros de la capital de la misma. Cambados es el resultado de la unión de su mismo núcleo con Fefiñanes y Santo Tomé do Mar; o sea, alargado caserío que amontona pazos y blasones (Fajardo, Couto, etc.). Existen numerosas bodegas en los alrededores y en el mismo Cambados dado que este pueblo es la capital del vino albariño.

Así, La Festa do viño albariño sobresale como uno de los acontecimientos gallegos. Tiene lugar el primer domingo del mes de agosto. Se trata de la fiesta vinícola más antigua de Galicia y la segunda de España.

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Segorbe, un hito de Castellón

Segorbe es la capital cultural y económica de la comarca del Alto Palencia, en la provicincia de Castellón (Comunidad Valenciana). Se asienta en los cerros de Sopeña y San Blas, y esta atravesado por el río Palancia. Se encuentra a 65 kilómetros de Castellón y 56 de Valencia. Su casco histórico está considerado Bien de Interés Cultural siendo el número de sus monumentos y lugares de interés uno de los mayores de la provincia.

Comenzaremos la visita a Segorbe en la Catedral de Santa María. Se halla en la calle Santa María, s/n. Este templo fecha su construcción en el siglo XII, pero realmente apenas queda nada de su primitivo estilo gótico. Son de un gran valor los altares repartidos por las capillas. Asimismo, destacan la sillería del coro, el claustro y las criptas.

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