La magia del arte rupestre por tierras castellonenses

Fuera de las aglomeraciones turísticas de la costa, la zona noroccidental de Castellón, nos ofrece una ruta alternativa desde San Mateu a L’Avellá a los largo de 113 kilómetros. Se trata de una ruta que pasa por sinuosas carreteras mientras descubrimos bellos ejemplos de arte gótico en sus pueblos y los mejores conjuntos de pintura rupestre  de la Escuela levantina, en un agrete paisaje de hoces y muelas.

La ruta parte de San Mateu, preciosa capital del Bajo Maestrazgo, a cuya Plazas Mayor asoman preciosos palacios góticos y renacentistas. Su iglesia arciprestal, en la que se puso fina al cisma provocado por el nombramiento del Papa Luna, formaba parte del conjunto palacial del Gran Maestre de la Orden de Montesa.

De camino a Albocácer se encuentra el Barranco de la Valtorat, donde se localizan un conjunto de abrigos rupestres con magníficas escenas de caza. Ya en la localidad llaman la atención la iglesia de la Asunción (construida en el siglo XVIII) y los retablos de las ermitas de San Joan y de la Esperanza.

Siguiendo el recorrido por estas tierras castellonenses nos sorprende la ubicación de Ares del Maestre, a los pies de la Muela de Ares; no muy lejos se hallan las interesantes pintura rupestres de Cueva Remigia, en el Barranco de la Gasulla.

Luego, la ruta continua hasta llegar a Morella, verdadera ciudad-fortaleza y capital del Alto Maestrazgo, donde sobresale la iglesia de Santa María. A 24 kilómetros se encuentra el bello santuario de la patrona de Morella, Nuestra Señora de Vallivana, lugar de celebración de la fiesta del Sexenio, a la que acuden a pie los romeros cada seis años.

Por último, desde Catí, localidad de sabor medieval en la que despuntan la iglesia, el Ayuntamiento y nobles palacios y casonas, tomarremos la carretera que nos conduce al santuario de la Mare de l’Avellá.

Foto vía Absolut Castellón