Reinosa, un singular rincón cántabro

Reinosa es una bella ciudad  y el centro administrativo y económico de la comarca de Campoo-Los Valles (Cantabria). Está surcada por los ríos Ebro e Híjar y es la localidad cántabra con las temperaturas medias más bajas. Alejada del mar, Reinosa ha sido y sigue siendo la puerta de Castilla en Cantabria por donde, desde hace muchos siglos, pasan comerciantes y viajeros procedentes de la Meseta.

La larga historia de estas tierras queda reflejada en las joyas arquitectónicas que se hallan repartidas por toda la comarca: ruinas romanas, arte prerrománico y románico, sin olvidar las iglesias rupestres, las góticas, las barrocas e incluso las casonas del siglo XIX, mudos testigos del esplendor que adquirieron en su tiempo ciertas familias nobiliarias.

El centro neurálgico de la villa de Reinosa y lugar idóneo para comenzar la visita es la iglesia de San Sebastián, del siglo XVI pero ampliada y reformada radicalmente dos siglos más tarde.

Siguiendo por la calle de San Sebastián llegamos a la plaza de España, donde se alzan dos torreones y la torre de los Manrique, con balcón corrido que se apoya en grandes ménsulas. Yendo en dirección al río Ebro nos toparemos con la casa de Pano, la casa de las Princesas y el puente de Carlos III.

Cruzando el puente podemos ver  La Casona o casa de la Niña de Oro, construida a finales del siglo XVIII y modificada a principios del XIX.  Ha sufrido incendios y ha sido reconstruida casi completamente.

Siguiendo el paseo del Doctor Jiménez Díaza alcanzamos el convento de San Francisco, que data de 1514. Este edificio, que sufriera un pavoroso incendioen 1972, ha sido reconstruido totalmente, respetando escrupulosamente todos sus primitivos elementos arquitectónicos.

En los alrededores de Reinosa hay que completar la visita con las colegiatas de San Martín de Elines y de Cervatos; decena de construcciones románicas; la estación de esquí de Alto Campóo; el embalse del Ebro; la antigua ciudad romana de Julióbriga; la ermita de la Virgen de las Nieves; y el Monasterio de Monteclaros.

Foto vía Jorge Tutor