Albarracín, una maravilla aragonesa

Albarracín es uno de los pueblos más bonitos de toda España. Cautiva, enamora y engancha. Su espectacular casco histórico unido a las bellezas de su entorno le valieron para ser declarado Monumento Nacional en 1961 y está propuesto por la Unesco para ser declarado Patrimonio de la Humanidad.

Albarracín está situada a más de 1170  metros de altura y a unos 39 kilómetros de Teruel. Asimismo, es la cabecera de una comarca que ofrece numerosas rutas al turista. El casco antiguo  está edificado sobre las faldas de una montaña, rodeada en casi su totalidad por el río Guadalaviar. Al norte se halla la  bellísima sierra de Albarracín y al sur los Montes Universales.

Albarracín es un pueblo fronterizo entre Castilla, Valencia y Aragón. Lo primero que debemos hacer cuando lleguemos es pasear por sus calles empinadas, estrechas, singulares y auténticas.

Durante nuestro paseo por el corazón del pueblo, nos encontramos con su arquitectura tradicional serrana, casonas y palacios medievales o posteriores (Palacio Episcopal, el de los Monterde y Antillón, el de los Dolz del Espejo, el de Navarro de Arzuiaga, la Casa de la Comunidad…), grandes balconadas, soportajes, rejas trabadas y robustas, aldabas, bocallaves, tabicones de yeso, portones, hostales, tiendas, restaurantes y mucho más.

Además, hay que visitar la Plaza Mayor, asomarse al mirador sobre la hoz del río Guadalaviar, adentrarse en la Catedral de Santa María y en el magnífico Palacio Episcopal, admirar los tapices flamencos del Museo Diocesano, disfrutar con la muralla árabe y detenerse en el Museo del Juguete.  

A apenas cinco kilómetros de Albarracín existen unas cuevas con pinturas prehistóricas que representan grandes bóvidos paciendo.

En Albarracín, se puede comprar varios tipos de artesanía como forja, cerámica y cantería. Asimismo, las compras gastronómicas son harto recomendables. Destacan  los embutidos de caza, las longanizas de Aragón, los quesos, los vinos, los jamones y las almohábanas, rosquillas elaboradas artesanalmente con una receta secreta.

En resumen, visitar Albarracín es un deleite para los sentidos. Ya lo dijo Azorín. Albarracín es uno de los pueblos más bonitos de España.

Foto vía Club San