Pedrezuela, un bello enclave madrileño

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Pedrezuela es un pequeño y precioso pueblo ubicado en la Cuenca de Guadalix, cerca del embalse de Pedrezuela y a unos 47 kilómetros de Madrid. Los madrileños suelen acudir a Pedrezuela para degustar su excelente cabrito asado en alguno de sus magníficos asadores.

Una vez en Pedrezuela, y después de saborear el cabrito, se  puede pasear por sus calles, acogotadas por flamantes edificios, plazas, casas y caminos rurales para embuirse del corazón de este bello rincón de la Comunidad de Madrid.

Destaca su plaza Mayor, con el moderno ayuntamiento y alguna casa con balconadas de madera. Al lado, se encuentra la iglesia parroquial de San Miguel,  un templo en estilo gótico tardío, de planta rectangular, con fábrica de mampostería de piedra con sillares en las esquinas. En su interior, sobresalen el alfarje de madera (siglo XVI) y una pila bautismal de tradición románica. Además, en la calle del Calvario, se mantiene en pie, un singular  vía crucis del siglo XVI.

Por otro lado, el río Guadalix discurre por las tierras de Pedrezuela. Al sur, por donde se alza el bonito azud del Mesto, se hallan la cascada del Charco del Hervidero y la garganta de Peñáguila, un conjunto geológico calcáreo con numerosa vegetación de ribera.

Además, recomiendo fijarse en los casitos, pequeñas construcciones cilíndricas de piedra a las que se les atribuye un origen celta. Al recubrirse con tierra y hierba, llegan a mimetizase con el entorno. También al lado de la urbanización de Montenebro, después de pasar el pequeño puerto que salva el barranco del Guadalix,  existe un conjunto de antiguos parajes en lo que fue Dehesa Boyal.

Finalmente, las fiestas patronales de Pedrezuela tienen lugar el 29 de septiembre, en honor a San Miguel Arcángel y el Cristo. Asimismo, el 20 de enero, en el día de San Sebastián, los mozos del pueblo se visten de vaquilla, vaqueros y curramanches y recorren Pedrezuela para espantar a los malos espíritus en un ritual de hombría.

Foto vía El Mundo