Sí, exactamente, de esos lugares en los que piensas detenerte simplemente para comer, porque el hambre siempre suele apretar más de lo acostumbrado en los viajes en coche, y luego vas y descubres que es uno de los pueblos más pintorescos e interesantes que has visitado últimamente.
Algo así fue lo que nos pasó en nuestra visita a Alcalá la Real, ciudad situada a mitad de camino entre Granada y Jaén, y perteneciente a esta última provincia. Porque Alcalá la Real es de esos rincones situado a los pies de un enorme castillo o fortaleza. En este caso la Fortaleza de la Mota, a la que subimos y hoy le dedicamos nuestros ojos.
La fortaleza nos saluda desde el cerro que le da nombre, a más de mil metros de altura. Así lo hace cada día desde tiempos inmemoriales. En su interior vivían los musulmanes, que disponían en ella de mezquita, alcázar y una pequeña zona comercial. Todo lo necesario e indispensable para vivir lo más seguros posibles, teniendo en cuenta la situación geográfica fronteriza de Alcalá la Real.